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Cuatro décadas después de que la misa en latín con el sacerdote oficiando de cara al altar fuese reemplazada por el oficio en la lengua de cada país y de frente a los fieles, el antiguo modo de celebrarla fue rehabilitado ayer en una iglesia de Buenos Aires. Fue ante un centenar de fieles deseosos de participar de la forma tradicional.
La celebración se produjo 48 horas después de que el papa Benedicto XVI firmara el decreto (motu proprio) que libera esa modalidad. Hasta el viernes, la misa en latín requería la autorización del obispo del lugar, trámite que ya no será necesario. Desde ahora, ante un pedido de los fieles, el sacerdote deberá acceder.
Con todo, el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Bergoglio, dispuso una celebración fija en su jurisdicción para ofrecerles a los fieles porteños un lugar específico y esquivar el problema de que muchos sacerdotes no saben oficiarla.
La parroquia es San Miguel Arcángel, en el microcentro. Su párroco, Ricardo Dotro, es experto en liturgia. Tuvo que desempolvar la última versión del antiguo misal, de 1962, disponer el altar, poner seis velas en lugar de dos y conseguir un organista que conociera los viejos cánticos.
"In nómine Patris, et Filii et Spiritus Sancti", dijo Dotro pasadas las 10, al recitar la señal de la cruz con que comenzó el oficio. Fieles mayoritariamente adultos y ancianos, aunque también algunos jóvenes, varias mujeres con mantilla, y casi todos con misal, lo seguían con unción. Las mujeres tenían, además, polleras bastante largas. Llamaba la atención una familia con tres nenas, todas con mantilla.
Muchos de los asistentes parecían muy conocedores de la antigua liturgia. Incluso, no faltaron algunos que deslizaron cierta molestia porque la celebración no fue, a su juicio, totalmente por el modo antiguo y se mezcló con elementos actuales.
La comunión fue recibida de rodillas, junto al altar y en la boca. No hubo saludo de paz, ni oración de los fieles, ni procesión de ofrendas."Este modo de oficiar la misa enriquece mucho la celebración porque tiene en cuenta los elementos de una antigua tradición litúrgica", dijo al salir Fabián, de 45 años. A su vez, Carolina, de 21 años, estudiante de filosofía, consideró que este modo "me eleva espiritualmente mucho más".
El padre Dotro no hizo en su homilía ninguna mención al modo en que la celebraba. Luego, pidió a los periodistas que no dijeran que es la misa tridentina, sino "el modo extraordinario del rito romano". Así buscó acotar la polémica que suscitó su rehabilitación.